Cuéntanos de ti, ¿cómo te defines y a qué te dedicas hoy?
Siempre he dicho que soy diseñadora de profesión, pero profesora de vocación. Muy apasionada, lo cual algunas veces me pasa la cuenta… Detallista, cariñosa, leal, observadora, creativa y muy dispersa.
¿Cómo influyó y qué herramientas te entregó el colegio que te hacen ser la persona que eres hoy?
Yo creo que las dos cosas que más me influyeron fue la relación cercana y humana de parte de mis profesoras, nunca sentí que estuvieran haciendo sólo un trabajo, sino una real preocupación por la persona completa, lo cual me motiva a conocer verdaderamente a las personas y abrirme a que puedan apoyarse en mí. Esa entrega al “otro real”, que no quede en simple cordialidad. Además del gran espíritu de servicio, tan característico de nuestro Colegio, influyó y sigue influyendo en las decisiones de mi vida.
Y en temas más prácticos; la expresión oral, las técnicas artísticas, la argumentación, el fomento a la lectura (Muy buena selección de libros en mi época) y el amor por escribir (gracias al electivo de literatura).
¿Qué es lo que más te gusta enseñar en tu colegio?
Primero, mi asignatura: arte, pero desde la mirada de que es una forma de expresión y observación del mundo. Lo cual lo trato siempre de vincular a que cada uno tiene sus talentos, que “la práctica hace al maestro” y que mi búsqueda como su profesora es que lleguen a ser lo mejor que pueden ser, que se superen cada día. Además me gusta tratar de transmitirles mi experiencia en el colegio, ese celo apostólico y sobre todo, como los motivo a observar, que experimenten la empatía. Por último, trato de fomentar en ellos el pensar de forma divergente, herramienta fundamental para el mundo de hoy, para la resolución de problemas y para la creatividad.
¿Lo que más te gusta ser profesora del Cumbres?
Conocer y estar para mis alumnos y alumnas. Asumí esta responsabilidad con mucha dedicación, que más que una profesión es realmente una vocación, porque como dice el ideario, “el profesor debe apasionarse por el futuro de sus alumnos”. Realmente lo que más me gusta de ser profesora en mi Colegio, es que sientan en un lugar seguro, en un lugar en que se preocupan por cada uno de forma personal, que sientan que son únicos, que pueden equivocarse, pero que estoy para acompañarlos en este camino de llegar a ser las personas que están destinados a ser y que sean felices.
¿Qué aspectos de tu colegio te han iluminado o marcado en tu vida profesional dentro y fuera de este?
Diría que lo que más me marcó fuera de éste, es que en la entrega, el ponerse al servicio del otro, es donde radica realmente la felicidad. Es lo que le ha dado sentido a mi vida. Es tanto así, que aunque soy diseñadora y sigo haciendo algunos encargos, mi prioridad es el Colegio. Además la visión de Cristo y de la religión de parte de los sacerdotes Legionarios, y cómo yo la analicé, siempre me ha hecho mucho sentido. Ver la cara humana y amorosa de Cristo, más que ese Dios castigador me ha ayudado a llevar una vida espiritual que perdura hasta hoy y que sigue creciendo.
¿Por qué elegiste trabajar aquí, en el lugar donde estudiaste?
Porque realmente me encanta el perfil del alumno Cumbres. Me gusta la relación alumno-profesor y lo que buscan con el modelo educativo, no sólo orientado a lo académico. Además valoro mucho el conocimiento de las profesoras de mi área (arte), cosa que experimenté en la Universidad, al ver que las ex alumnas del Cumbres nos encontrábamos más avanzadas. También porque comparto la visión del Movimiento RC. Y sobre todo por reencontrarme con mis profesoras.
¿Lo que más valoras en un profesor?
Cercanía, coherencia de vida, preocupación, que conozca a sus alumnos, que vea su profesión como una verdadera vocación y no sólo siga lo que dice el contrato. Que busque superarse y capacitarse. Que empatice con sus alumnos y compañeros de trabajo. Que le exija a sus alumnos, porque eso es realmente querer lo mejor para ellos. Que cuide sus palabras o comentarios, porque el profesor es alguien importante dentro de la vida de una persona. Valoro mucho a los profesores que le muestran el lado humano a sus alumnos, su vulnerabilidad, que sepa pedir perdón y que sepa escuchar, más que hablar.
¿Cuál crees que es el sello de tu colegio plasmado en ti hoy como profesional?
El no hacer por hacer, sino ponerle “corazón” a todo lo que haga, porque a alguien le afecta o alguien cuenta contigo.
¿Alguna profesora que haya marcado tu paso por el colegio y que quieras recordar?
Hay muchas, pero la que destaco (y ella sabe) sería la Vicky Ferrer, por quien cambié la universidad en la que estudiaría. Llevo sólo 8 años en el colegio como profesora, sinceramente quiero ser como una Miss Vicky, Pauli, Mika, Paula y otras que dejaron en mí una huella tremenda. A eso aspiro, a que pueda serlo para alguno de mis alumnos algún día.