La Leyenda del Vikingo

La armadura del cristiano

Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

Efesios 6, 10-18

Era el año 1995 (o quizás 1996)…Lo cierto es que el Cumbres buscaba una imagen emblemática que representara a sus alumnos en la barra, especialmente en Interescolares. “Si bien teníamos un equipo de pocos atletas, merecían el apoyo de todos nosotros y para eso había que ‘vestirse’ de algo o de alguien, con tonos propios (aún cuando ya teníamos nuestros colores azul y amarillo) y nos identificaran para siempre como colegio frente al resto” recuerda Agustín Correa, de la generación ’99.

Como no existía Centro de Alumnos en ese tiempo, se formó una “comisión” encabezada por Eugenio (Chico) Searle y Jorge (Chifo) Rengifo. Ellos estuvieron a cargo de la organización de un concurso abierto para que todos los alumnos participaran en la elección de la “mascota” del Cumbres.

Agustín dice no recordar todas las propuestas “pero en general eran puros animales al igual que en otros colegios dentro de los que habían conejos, panteras rosas, pingüinos, dragones, leones, etc. Creo que ahí marcó la diferencia el Vikingo en no ser un animal sino un personaje de antología, guerrero, fuerte y seguro de sí mismo, pero a la vez muy ondero y querido por todos”.

Luego vino el proceso de materialización que fue toda una “odisea”. Se pintaron lienzos y se creó una bandera grande con la imagen del Vikingo en el patio del colegio. “No teníamos plata para nada. Todo salía de nuestros bolsillos, por lo tanto hubo mucha cretividad en la manera de hacer las cosas. Ahí cabe destacar el apoyo y las ganas de la Miss Tere Bustamante, quién nos ayudó desde el inicio en esta idea y fue parte importante también de la creación del Vikingo y todo lo que vino después”, relata Correa.

En 1996 fue el primer Interescolar de Atletismo con la barra en la que debutó el Vikingo, campeonato organizado por otro colegio, donde ganaron en barra. Al año siguiente el colegio participó de su primer Interescolar de Atletismo en el Estadio Nacional. “Las otras barras eran mucho mas grandes y organizadas que la nuestra y de alguna manera sabíamos que se venía difícil la competencia. Pero ese espíritu guerrero de Vikingo que ya nos habíamos creído, nos dio cierta rebeldía para seguir creciendo y acercándonos a los otros. Ahí fue cuando se creó el primer Vikingo en tamaño real”.

“Como no teníamos permiso para salir del colegio, había que hacer todo adentro”, pero para la creación del Vikingo, era otra historia. Varios alumnos de la Generación 99 se juntaron en una casa todo un día a diseñar un prototipo de ´mascota´ que debían presentar al día siguiente en la primera “Noche Vikinga” del Cumbres. Ese evento se realizó en el patio de maicillo que estaba arriba de la virgen entre el colegio de hombres y mujeres, donde hubo hasta fuegos artificiales. Fue un viernes en la Noche y al día siguiente el segundo Interescolar donde participaba el Cumbres con la barra del Vikingo.

Después vino una segunda etapa, donde el Cumbres empezó a ser muy relevante en la competencia con los otros colegios, se incorporó a los bailes de Interescolar, donde las alumnas del Femenino hicieron un tremendo trabajo.

Un par de años después, tocó el cambio de mando, la generación ’99 nos dejaba y el Vikingo pasó a ser liderado por Jorge Matte (generación 2000), quien supo consolidar un proyecto de largo aliento hasta llegar a conquistar la Primera Copa de Campeones en Barra, gracias al apoyo y motivación del Padre Luis Miguel L.C. en ese entonces Director del Masculino.

Si bien para ese entonces la Generación 99, quienes habían sido los creadores e impulsores del Vikingo, ya eran exalumnos, no quisieron quedarse fuera y participaron ese ‘Domingo de gloria’ en el Nacional en ver en vivo como se materializaba un proceso largo donde el Cumbres y el Vikingo se posaban en lo alto frente a muchos otros colegios de larga trayectoria. Sin duda un hito para nuestro colegio.
De ahí en adelante, hasta hoy, las siguientes generaciones han mantenido  el espíritu Vikingo y lo han adaptado -al igual que la Vikinga- a las distintas épocas y eventos por los que ha pasado el colegio.